Un lugar para crecer juntos

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Parque del Plata- Uruguay

viernes, 15 de junio de 2012

Algunos consejos para introducir a los niños a la meditación


Introducir a los niños a la verdadera experiencia de meditación no tiene nada que ver con la forma en que se hace con los adultos. No basta con decir: cierra tus ojos, respira de tal modo, relajate...
Si lo hacemos de esta forma, con un poco de viento a favor, sólo conseguiremos que el niño realice una preciosa actuación donde se quedará quieto y en silencio mientras se tensiona por completo para conseguir mantenerse en ese estado. No es parte de su naturaleza permanecer de esa forma.
Por otra parte, en cada etapa evolutiva del niño y aún más, en cada niño en particular, varían las técnicas que pueden llevarlos a aproximarse a la observación de su mente.
Cuando son muy pequeños, digamos hasta los 5 o 6 años, corren con la ventaja de creer realmente en esos mundos fantásticos que nos ayudaran a llevarlos a experiencias de amor y de calma. Y es por eso que en esta etapa la forma de guiar una meditación con los niños es mostrándoles las maravillas que ocurren en ese mundo interior, podemos pedirles que hagan silencio para escuchar los ruiditos que produce su cuerpo cuando estan en ese estado (latidos del corazón, de la respiración) o que sientan el movimiento de olas en su barriguita cada vez que entra el aire. E inmediatamente después llevarlos a sentarse en una preciosa butaca para ver en su "pantalla de cine interior" el cuento que vamos a contarles, cada tanto les pedimos que olfateen alguna flor, que traten de ver como será ese árbol enorme del cual estamos hablando, o la cara del duende que cuida las flores...también les decimos que traten de sentir el calor del sol en su piel, o el viento que les hace cosquillas en la cara, etc...
Por supuesto que el cuento debe estar repleto de imágenes que sugieran placer, encanto, magia, seguridad, alegría, amor, descanso, disfrute...y nuestra voz debe ser suave pero firme y continua (el niño se siente seguro si nuestra voz lo acompaña) además, un espacio de silencio lo saca del cuento...debemos en lo posible usar un tono monocorde ya que esto facilita una aproximación al estado alfa de la mente.
Para terminar el cuento, siempre salimos agradeciendo a los personajes que nos acompañaron (alguno de ellos puede comprometerse a seguir acompañando a los niños de modo invisible o quedarse ahi esperando al niño cada vez que lo necesite...con sólo cerrar sus ojos volverá a encontrarlo) y también estirándonos placenteramente...respirando profundo....
De este modo el niño puede vivenciar que hay otra realidad dentro de su mente, que el puede observar su mente y que estos momentos le dejan una sensación de calma y alegría.
A medida que crecen, podemos seguir utilizando el cuento, pero debemos cambiar un poco sus contenidos e ir agregando desafíos que los motiven a observar su mente. Por ejemplo les podemos pedir que observen el primer color que ven, o la primera palabra que aparece en su mente, también podemos pedirles que en parejas jueguen a ver el color que se imagina el compañero, les podemos dar un cuento sin colores y pedirles que vayan imaginado los colores de los objetos que aparecen y luego intercambian esas impresiones con los compañeros
Cuando llegamos al entorno de los 11-12 años se produce un cambio importante y es, sin duda, la etapa más difícil para introducirlos a esta práctica a menos que el niño este automotivado a explorar su mente. Es el momento de rescatar la magia y explicarles claramente los beneficios de la meditación haciendo énfasis en sus aspectos más profundos. A ellos no les interesa relajarse como a los adultos, quieren explorar desde ese nuevo cuerpo de adolescentes, desde ese nuevo y misterioso ser que se está instalando en el antiguo cuerpo de niño. Por eso el énfasis estará puesto en los poderes mágicos de la meditación: telepatía, viajes astrales, los increibles shidis (poderes milagrosos) conseguidos por los yoguis en la India, etc
Una fórmula (si puede usarse esa palabra) para usar con los adolescentes es mostrarles que la conexión mente- cuerpo puede ser usada como un semáforo guía que les indica cuando una decisión o un deseo son propios (libertad) o ajenos (esclavitud). Para eso les pedimos que se acuesten o se pongan cómodos y exploren que tipo de sensaciones corporales les producen los pensamientos que van llegando a su mente. ¿Hay alguna parte del cuerpo que se tensiona? ¿Nos sentimos en calma? ¿excitados? ¿rabiosos? La indicación de que es algo auténtico de nosotros es que nos sentimos alegres pero no excitados, en calma...
Podemos sugerirles que usen esta técnica cada vez que se encuentren frente a dos opciones sin saber cual tomar (conflicto típico de la adolescencia que en mayor o menor grado se mantiene en la adultez).
Para acompañar esta dinámica, sólo debemos hablar recordando los pasos, siempre en tono monocorde y usando una música suave de fondo "tomo conciencia....un pensamiento...lo observo...siento mi cuerpo...lo recorro mientras sostengo la imagen...¿que siento? ¿donde?....¿como están mis emociones?....vuelvo al pensamiento...dejo que vengan las imágenes....vuelvo al cuerpo....etc"
Hasta aqui algunos consejos sacados de la práctica que supongo serán de ayuda a los que estén intentando ayudar de verdad a los niños en su autodescubrimiento y no en sostener una imagen externa de silencio que haga creer que "aquí hay niños meditando"

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