Un lugar para crecer juntos

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Parque del Plata- Uruguay

martes, 9 de julio de 2013

Estimulación sensorial

Estimulación sensorial



Entendemos la percepción como una actividad compleja del cerebro, que pone en juego las funciones psíquicas; la imagen de un objeto, tal como la percibimos, es en efecto una construcción de nuestro psiquismo, una elaboración: los datos brutos suministrados por los órganos de los sentidos son cotejados con nuestros recuerdos, con el depósito de imágenes presentes en la memoria, con las ideas; hay un análisis de las sensaciones recibidas y luego la síntesis de un objeto-para-mí, diferente del objeto tal como el vecino lo percibe.


Los trastornos de la percepción, proceden:
- de una anomalía de los receptores de información periféricos (los órganos de los sentidos);
- de una anomalía de la integración cerebral (lesiones del cerebro, disfuncionamientos psicóticos o neuróticos de éste);
- de un trastorno de la comunicación con los demás, que debería permitir el ajuste de la percepción en función de datos exteriores a uno mismo (causas múltiples, que van desde los trastornos del lenguaje hasta los delirios).

La percepción queda alterada en numerosas enfermedades funcionales u orgánicas del sistema nervioso y de los órganos sensoriales; la terapéutica será específica (tratamiento de la enfermedad causal) y general (ejercicios perceptivos, sensoriomotores, etc.).

"Desde que el niño nace tiene la capacidad de convertirse en un ser receptivo, participando e interactuando, puede disfrutar de una relación reciprocamente satisfactoria en su medio próximo y, más adelante en su mundo en constante crecimiento". ( Barraga, 1973).

Dentro de lo que podríamos nombrar "desarrollo normal del niño", los estímulos del medio son registrados por los órganos de los sentidos y eso favorece la estimulación más importante para el crecimiento estructural del cerebro.

La estimulación multisensorial le ayuda a utilizar los sentidos intactos, así como las habilidades residuales que queden en los sentidos dañados (Galloway, 1971).

Esta estimulación variará según sea la patología global del niño y su grado de afectación visual: baja visión o ceguera.

La densidad de las conexiones sinápticas y la capacidad de rendimiento, depende no sólo de la maduración neurológica sino también de la influencia del medio ambiente.

La estimulación sensorial forma parte fundamental del trabajo perceptivo y es la fuente básica de información. Para la percepción serán necesarias la memoria de experiencias pasadas , la intervención del sistema nervioso central y las entradas sensibles que aportan los datos a través de los sentidos.

La estimulación tiene como objetivo activar no sólo las áreas corticales especializadas sino también la multitud de zonas relacionadas que conforman la complejidad del hecho perceptivo.

Cuando hablamos de niños con plurideficiencias, nos encontramos que el sistema perceptivo, motriz y comunicativo de estas personas pueden estar alterados, y que no son capaces de comprender de una manera activa a los estímulos del entorno. Frecuentemente su percepción se encuentra limitada al espacio inmediato.

En patrones de desarrollo normales, la actividad motriz se encuentra dirigida, controlada y estimulada por la visión. El niño ciego puede compensar la falta de visión. Pero cuando se producen lesiones y déficits en todos los ámbitos sensoriales, resulta especialmente perturbadora la ausencia de desarrollo visual.

Los niños plurideficientes habitualmente no pueden ser activos por sí mismos, esto provoca una restricción de sensaciones no sólo a nivel motriz, sino también visuales, corporales... y por tanto una dificultad grave en la percepción.

Partiendo de que siempre se pueden dar cambios en el proceso de desarrollo del niño (incluso a nivel neurológico somos conscientes de la existencia en algunos casos de plasticidad cerebral), la importancia de la estimulación es fundamental.

La estimulación sensorial adquiere por consiguiente una importancia relevante en el proceso perceptivo y en la interacción del niño con su entorno.

Disponer de un entorno estimulante, favorecerá que el niño pueda adquirir diferentes experiencias que le ayuden a significar las sensaciones que percibe.




miércoles, 3 de julio de 2013

Yoga terapéutico a domicilio para niños y adultos

¿Por qué yoga en casa?



Existen diversas circunstancias que pueden hacer que o bien sea más cómodo realizar yoga en casa o bien haya un impedimento físico o emocional para unirse a un grupo de yoga regular fuera del hogar.  Algunos de los motivos pueden ser tan simples como falta de tiempo o incomodos traslados por no tener un grupo cerca de casa y en esos casos no hablamos de yoga terapéutico sino sencillamente de yoga en casa con la misma dinámica que si estuvieras en un grupo salvo que de un modo personalizado. Muchas veces las mamas encuentran mucha satisfacción en tener una o dos horas a las semana un tiempo en casa compartiendo yoga con sus peques y ahorrándose un montón de tiempo de traslados además de que no hay muchos lugares donde puedan concurrir de forma conjunta con sus hijos si estos son menores de 12 años.
A veces también se suman los papas u otros familiares y hacemos yoga en familia.
 Otras veces una mamá decide armar un pequeño grupo con algunos compañeros de escuela o amigos del barrio y los chicos pasan un rato divertido y saludable mientras ella hace otras tareas dentro de la casa. ...en fin: puede haber muchas opciones al momento de optar por tener yoga en casa y lo bueno de esta propuesta es que es adaptable a todas las situaciones.

¿Qué es el yoga terapéutico?


El yoga terapéutico es una forma de acompañamiento terapéutico que además de focalizar en la utilización de técnicas adecuadas al trastorno (ciertos tipos de pranayama, asanas, limpiezas articulares yoga pasivo, kriyas, meditaciones guiadas relajaciones,  mantras y visualizaciones) incluye diversas herramientas de otras disciplinas según sea el caso (por ej cromoterapia, reiki, sanación pránica, tarot guía espiritual,masaje, canalización consciente, técnicas expresivas, lúdicas, sonidoterapia, etc) que propician estados de conciencia yoga o conciencia unificada.




 Este estado de conciencia es al que apelamos todo el tiempo y el que buscamos lograr en el camino del yoga ya que es a partir de él que podemos comenzar nuestro proceso de autosanación y crecimiento.


Esta forma de yoga ha resultado efectiva en muchos casos de crisis de pánico, hiperactividad, depresión, fobia social, trastornos de columna, artrosis, etc La clave es que no es algo que sea dado desde afuera sino que como facilitadores lo que hacemos es ayudar mediante todas esas técnicas a que la persona se re-conecte con su zona mágica, que haga el "click" a partir del cual comenzará su proceso de forma absolutamente autónoma. Es como darle un mapa con las posibles rutas de acceso a su tesoro, pero el que explora es el practicante ya sea un niño o una persona mayor.


Consultas:   Prof. Malia Ferrer 097 999 513
faeruz@hotmail.com

martes, 2 de julio de 2013

Clase abierta gratis de Yoga Lúdico para niños


YOGA, LÚDICO Y EXPRESIÓN – CLASE ABIERTA GRATIS

LUNES 8 DE JULIO 18 HS    NEPTUNIA SUR



Si tenés entre 6 y 12 años te invitamos a participar de una clase abierta gratuita de yoga, juegos y técnicas expresivas diversas.
¿Que haremos?:
- Explorar nuestro cuerpo y jugar mediante el movimiento
- Descubrir los poderes mágicos de nuestra mente y los sonidos del silencio
- Aprender a expresarnos ante la vida de un modo artístico, sacando la belleza que tenemos para compartir
- Descubrir formas de mirar, escuchar y sentir que nunca antes habíamos experimentado
- Relacionarnos amorosamente con nuev@s amig@s y con el planeta, reciclando y reflexionando


Lugar:         Neptunia sur

Docente:  Prof. Malia Ferrer

Informes: 097 999 513 faeruz@hotmail.com

lunes, 1 de julio de 2013

CUENTOS PARA NIÑOS NUEVOS



El pescador de atardeceres
(Un cuento con final feliz)
Había una vez un niño que había crecido en una aldea de pescadores, junto a un hermoso mar que lo saludaba cada mañana con sus olas. Ya desde pequeño Juan, que así se llamaba, acompañaba a su tío cuando salía mar adentro en la barcaza a pescar. Disfrutaba mucho de la travesía, pero realmente lo que más le gustaba era el momento en el que el sol se ponía en el horizonte cuando ya estaban de regreso, desembarcando en la playa. Se quedaba extasiado pensando en que fuerza poderosa sería capaz de pintar esos colores en el cielo y hacerlos descender sobre las aguas allá a lo lejos. Suspiraba pensando porque el horizonte no estaría más cerquita de la playa para poder estar ahí en el momento exacto en que el gran mago desplegaba ese maravilloso espectáculo. Le preguntaba a los adultos si conocían alguna playa que estuviera más cerca del horizonte y ellos siempre contestaban lo mismo: “el horizonte siempre está a la misma distancia sin importar donde estés”. Pero el no les creía, era absurdo, era como pensar que mi casa estaría a la misma distancia de la de Alberto aunque me mudara a otro país. “Algo me están ocultando” pensaba. Y esa idea siguió rondando en su cabeza por varios años. Cuando estaba por cumplir doce años, esa idea se hizo aun más fuerte, tanto que decidió idear un plan para llegar al horizonte. Saldría un poco antes del amanecer, y según sus cálculos llegaría allí justo en el momento en que el sol se estaba poniendo sobre el mar. Lo haría antes de que la aldea despertara, un par de horas antes, así aunque lo vieran desde lejos no tendrían tiempo de darle alcance. Y el volvería triunfante con un poco de agua de color de atardecer al pueblo, y seguramente con un montón de historias y secretos para compartir con todos. Para eso llevaría unos frascos, por si había muchos colores distintos. Y unas cajas para guardar algunos trocitos de nubes. Estaba convencido de que lo conseguiría. Cuando llegó el día de su cumpleaños, Juan embarcó muy temprano, aun de noche y salió remando rumbo al horizonte. Navegó en la oscuridad un par de horas hasta que el sol empezó a salir y a acariciarle suavemente la espalda. Por un momento Juan pudo sentir esas caricias como algo verdaderamente humano y se quedó un instante con los ojos semicerrados disfrutando de la experiencia. Tal vez por el cansancio que tenía debido a que había remado dos horas sin parar a máxima velocidad, tal vez porque los nervios no lo habían dejado dormir en la noche, tal vez por ambas cosas, pero se quedó dormido. Y la barca empezó a navegar a la deriva. El cielo se cubrió de nubes y empezó a soplar el viento. En instantes se había formado una tormenta. El sonido de los truenos despertó a Juan que vio con gran alarma que el oleaje se había llevado los remos. Intentó remar con los brazos pero las olas eran tan fuertes que era imposible intentar dirigir la barca hacia dirección alguna. Por más que se esforzó no pudo ver la playa. Se sintió perdido y se echó a llorar. No había nada que pudiera hacer así que se acurrucó en la barca y entonces recordó una plegaria que le había enseñado la abuela cuando era muy niño. No la podía recordar exactamente pero era algo así como “Ángel de la …de lo que sea…(perdón Dios, no recuerdo como se llama) no me dejes así sin compañeros, desarrapado y dulce (perdón Dios, pero no recuerdo en que parte iba lo del dulce) y bueno escúchame y ven a sacarme de esto ahora. Amen” No se sabe si es que Dios se compadeció de la falta de memoria de Juan o si es que realmente lo amaba (yo creo que ambas cosas fueron ciertas) pero lo cierto es que mandó un verdadero Ángel de la Guarda a ver como podía ayudarlo. El ángel se presentó en la barca aun desperezándose porque Dios lo había sacado corriendo sin darle tiempo ni a lavarse la cara. Juan lo vio y se prendió de él con tanta fuerza que el Ángel le dijo “¡Despacio, me estas rompiendo todas las alas!” “Perdón, perdón – dijo Juan- es que no puedo creer que viniste tan rápido” “Bueno, mira – contestó el ángel- la verdad es que Papá Dios me sacó volando en medio de la siesta, así que más vale que sea por una buena razón…¿Cuál es el problema? Contame” dijo y sacó una libreta y un lápiz y se puso en actitud de psicólogo dispuesto a escribir lo que Juan le contara. Juan estaba desorientado. Nunca había tenido contacto con un ángel pero la verdad es que nunca se hubiera imaginado tampoco que pudiera ser de este modo el encuentro, miró para un lado y para otro y veía los rayos caer cerca de la barcaza y pensaba “no puedo creer que no se de cuenta de cual es el problema” En eso el ángel lo miró con impaciencia “¿Y? ¿Me vas a contar?” “Si, si…ya te cuento – dijo Juan apresurado porque aunque era todo muy raro al menos estaba con alguien y no quería por nada del mundo que este ser lo dejara solo- Resulta que me fui de casa a buscar el atardecer y me dormí y la tormenta se llevó los remos y ahora estoy perdido a la deriva sin saber como llegar ni a una parte ni a otra?” “JUAAAAAAAAAAAAAAAAA, JUAAAAAAAAAAAAA, JUAAAAAAAAAAAAA – se río el Ángel mientras se agarraba la barriga- ¿Qué saliste a buscar lo qué? JUAAAAAAAAAAA, JUAAAAAAAA, JUAAAAAAAAAA” Juan se quedó muy serio porque no le gustaba que le tomaran el pelo, si no fuera porque era su Ángel de no se que y estaba en medio del mar perdido ya lo hubiera mandado a freír papas. Trató de permanecer en calma mientras le contestaba “Bueno, no se que te causa gracia, era algo que quería desde pequeño y decidí regalármelo hoy que cumplo doce años” El ángel dejó de reír y miró al pobre Juan con una mezcla de asombro y compasión ¿cómo se le podía cruzar a un ser por la cabeza que iba a llegar a encontrar el atardecer como si fuera un objeto? Necesitaba inspiración para contestarle sin dañar su autoestima, pero como estaba tan confundido (nunca había tenido un caso como este) no se le ocurría nada. Así que pensó que lo mejor iba a ser pedirle a Dios que fuera el directamente el que le enviara el mensaje para Juan. Ante los ojos desconcertados del niño sacó el celular y empezó a escribir un mensaje de texto. “¿Qué estas haciendo?” preguntó Juan más confundido que antes. “Me comunico un segundo con Dios, espero no te moleste- contestó impávido el Ángel- ahora el nos va a dar directivas, quédate tranquilo” El ángel se quedó en silencio un momento y Juan también sin saber a ciencia cierta que iba a resultar de este encuentro tan extraordinario. Entonces sonó el celular, había llegado el mensaje de Dios y decía lo siguiente: “Querido Juan, primero que nada, ¡Feliz Cumpleaños!. En segundo lugar ¿Cómo se te ocurrió eso de pescar atardeceres? Bueno, no importa, la cosa es que es una idea magnifica, pero te cuento que la única forma que podes tener de pescarlos es pintándolos en un lienzo. Sí, como Dios que soy te aseguro que serás el mejor pintor de atardeceres. Ya sé que no tenés experiencia en esto ni pinturas ni pinceles, pero no te preocupes que ahora mismo estoy poniendo una encomienda para que la recibas apenas regreses a casa. Con respecto a la experiencia tampoco te pongas ansioso. Te dejo a mi ángel ahí hasta que aprendas, él es un excelente pintor y no se irá de tu lado por orden mía hasta que tengas pintado por lo menos una docena de buenos atardeceres. (Imagínense la cara del Ángel mientras leía esta parte) Ah, otra cosa. No esperes que el ángel te lleve volando a tu casa, el apenas puede con sus plumas, ya mandé un helicóptero de rescate que esta llegando en cinco minutos y los llevara a los dos de nuevo al pueblo. Espero que termines bien el día de tu cumple…ah, me olvidaba, no lo dejes comer demasiada torta de chocolate al Ángel Custodio porque se queda dormido cuando tiene la panza muy llena. Cualquier cosa me llamas, él tiene mi número. Te dejo un fuerte abrazo y me voy que me están llamando por la otra línea”
Así fue que Juan regreso a casa, con el Ángel que no le gustó para nada la tarea que Dios le encomendó pero no le quedaba otra. Comieron torta y efectivamente el ángel se quedó dormido. Pero luego de diez años, Juan pudo pintar los primeros doce atardeceres, y para eso, tuvo que permitirse disfrutar de unos 3652 atardeceres, en los que se hizo muy amigo del ángel y comprendió que lo más maravilloso de los atardeceres no era pescarlos ni pintarlos sino poder disfrutarlos en buena compañía.
Y según se cuenta, aunque esto no se si será cierto, cuando se cumplió el plazo, el ángel se había encariñado tanto con Juan que pidió una prorroga de doce atardeceres más para enseñar a su amigo.
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